Cristo con nosotros, para una relación directa con Dios.

"Nunca encontraremos algo que ya tenemos"; "Obtener lo nuestro está en el poder, la decisión y la acción"; "Arrepentirse y creer no de palabra sino de espíritu"; "No por nuestras fuerzas, sino por el Espíritu Santo de Dios que vive en nosotros".

sábado, 26 de marzo de 2011

9. Restauración - Prosperidad - Bienaventuranza

RESTAURACIÓN   -   PROSPERIDAD   -   BIENAVENTURANZA
SALMOS 126     /     SALMOS 127     /     SALMOS 128
Una trilogía de términos bíblicos que son abordados regularmente, alguno mucho más que otro, el asunto es que hoy los escudriñamos desde la revelación encontrada en el libro de Salmos; sin preámbulos entramos a ver las enseñanzas de lo siguiente:
1.    RESTAURACIÓN.
Hablar de restauración es referirnos al proceso histórico que pasó el pueblo hebreo, establecidos con mucha claridad en los libros de Daniel, Esdras, Nehemías y Ester, siendo estos los que nos revelan de alguna manera la secuencia especial de un proceso culminante en la preservación del pueblo de Dios.
Es por esto que en el Salmo 126 se encuentra una de las oraciones más preciosas que se usa como un cántico de acción de gratitud y súplica, de contenido alegórico, revelador y profético.  Pero más que ello está referido a una ORACIÓN DE RESTAURACIÓN.

Versión Reina Valera 1865
Versión: El Pueblo de Dios
Sal 126:1  Canción de las gradas. CUANDO Jehová hiciere tornar los cautivos de Sión, seremos como los que sueñan.
Sal 126:2  Entonces nuestra boca se henchirá de risa, y nuestra lengua de alabanza: entonces dirán entre los Gentiles: Grandes cosas ha hecho Jehová con estos.
Sal 126:3  Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros: seremos alegres.
Sal 126:4  Haz volver, o! Jehová, nuestros cautivos, como los arroyos en el austro.
Sal 126:5  Los que sembraron con lágrimas, con regocijos segarán.
Sal 126:6  Irá yendo y llorando el que lleva la preciosa simiente: mas viniendo, vendrá con regocijo trayendo sus gavillas. 
 al 126:1  Canto de peregrinación. Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía que soñábamos:
Sal 126:2  nuestra boca se llenó de risas y nuestros labios, de canciones. Hasta los mismos paganos decían: "¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!.
Sal 126:3  ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros y estamos rebosantes de alegría!
Sal 126:4  ¡Cambia, Señor, nuestra suerte como los torrentes del Négueb!
Sal 126:5  Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre canciones.
Sal 126:6  El sembrador va llorando cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando trae las gavillas.


En verdad, abordar el tema llega como producto de una alabanza que se escucha frecuente en los servicios congregacionales independiente de religión, se ha popularizado, en el que precisamente a gran voz y con imagen de reverencia se entona; precisamente dice su coro:         
                                 “Cuando el Señor hiciere volver la cautividad,
         Seremos como los que sueñan…”

A mi mente llegó entonces la interrogante, si el evangelio habla de libertad, porque este canto habla de VOLVER LA CAUTIVIDAD, o sea ¿Dios nos quiere cautivos?, o nosotros ¿Cantamos para ser cautivos?, ¿Esperamos que vuelva la cautividad?; literal definitivo ¡NO! Entonces sin entrar a profundizar en lo histórico, aprendí dos lecciones importantes:

·         La alabanza no siempre es sinónimo de adoración; muchas veces nos transporta a cantar y repetir muchas frases y oraciones, que no entendemos, mucho menos profundizamos en nuestro espíritu para tratar de conocer lo que realmente expresamos y repetimos como loros; y

·         Este canto está referido a los cautivos que volverán, en lo histórico a los cautivos de Israel que volverían, o los que volvieron de cautiverio; en lo actual, ese remanente que aún está por llegar, o sea los que estamos esperando y que serán parte conjunta con los llamados.  O sea cantamos por los que vendrán… pero, ¿Cómo llegarán? si no vamos por ellos, si no los buscamos, por su puesto en el mover de Cristo.

En todo proceso regenerativo es necesaria la restauración, por eso nosotros al llegar a Cristo, o al recibir el llamado entramos a ser restaurados en la medida que somos obedientes y diligentes en buscar el reino de Dios y su justicia.

Pero de lo mucho que hay en el Salmo podemos ver: Nueva vida, viviendo la paz y el sueño de Dios, siendo modelo testimonial a los demás, fluyendo como el agua viva, también referenciando la siembra y la cosecha desde otra perspectiva inmaterial en la que se evidencia el trabajo de obrero de Dios, con esfuerzo y sufrimiento para llevar la semilla, para volver regocijado trayendo fruto (¡qué gran proceso!) 


2.    PROSPERIDAD

Este tema es quizá uno de los más popularizados hoy en día, pero ha sido directamente relacionado con lo material, lo económico y es evidente la difusión de doctrinas fundamentadas y difundidas para propagar este tipo de enseñanza por demás apartada de la verdadera Palabra de Dios.

Es precisamente el Salmo 127 el que abordaremos para ver algunos detalles descritos.


Versión Reina Valera 1865
Versión: El Pueblo de Dios
Sal 127:1  Canción de las gradas: para Salomón. SI Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican: Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guarda.
Sal 127:2  Por demás os es el madrugar a levantaros, el veniros tarde a reposar, el comer pan de dolores: así dará a su amado el sueño.
Sal 127:3  He aquí, heredad de Jehová son los hijos: cosa de estima el fruto de vientre.
Sal 127:4  Como saetas en mano del valiente, así son los hijos de las juventudes.
Sal 127:5  Bienaventurado el varón que hinchió su aljaba de ellos: no será avergonzado, cuando hablare con los enemigos en la puerta.
  Sal 127:1  Canto de peregrinación. De Salomón. Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles; si el Señor no custodia la ciudad en vano vigila el centinela.
Sal 127:2  Es inútil que ustedes madruguen; es inútil que velen hasta muy tarde y se desvivan por ganar el pan: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
Sal 127:3  Los hijos son un regalo del Señor, el fruto del vientre es una recompensa;
Sal 127:4  como flechas en la mano de un guerrero son los hijos de la juventud.
Sal 127:5  ¡Feliz el hombre que llena con ellos su aljaba! No será humillado al discutir con sus enemigos en la puerta de la ciudad.



La verdadera prosperidad viene de Dios, no tiene mucho que ver con el esfuerzo humano por alcanzar afanes materiales para “vivir bien” desde la perspectiva natural de hombre, impulsado principalmente por modelos económicos orientados a una sociedad de consumo.

¿Porqué hablar de prosperidad?, simple, fue abordado en el Libro de Salmos en un momento histórico en que a Salomón le tocaba construir un templo para Dios, y parece que la inspiración del mismo Dios hace un llamado de atención en su proceso de transformación, pasar de RESTARUADO a PRÓSPERO.  Nos toca igual, pero veamos:

·         No hay edificación de nada si Dios no está figurativamente como el arquitecto, de igual forma guarda el proyecto, porque aunque se pongan mil centinelas a velar será en vano, pero viene algo muy importante de reflexión, en lo referente al “reposo” figura de descanso en lo natural para recuperar fuerza, pero en el plan de Dios se habla de “el sueño” que es de Él y es para “su amado”, algo muy profundo.

·         Pasar a los hijos, herencia, fruto, figura de flechas habidas, en manos de valiente, hombre que produjo fruto, capaz de enfrentar sin riña a los enemigos en el límite que es otro punto de reflexión “la puerta” figura de ese límite lo bueno y lo malo, lo de afuera y lo de adentro, lugar para ver la gloria y estar atento a lo de afuera.

Lo descrito nos ilustra sobre la verdadera prosperidad, que si nos fijamos está orientada a lo espiritual, siguiendo una secuencia que conlleva la disposición de todos nuestros asuntos a Dios para que sean verdaderamente realizados, por eso habla de frutos del vientre (espirituales) que son de bendición y sirven para fortaleza y victoria en un mundo convulsionado en el que solo se puede alcanzar la verdadera paz, por medio de Dios.

Entonces este salmo nos muestra mucho, pero veamos esto: Prósperos por misericordia de Dios, los que confían a Él todo, bajo su cuidado, recibiendo alimento de pan de vida, palabra de Dios, con sueños verdaderos de amados, con frutos abundantes y victoriosos, las saetas en la aljaba representan parte de eso, porque nosotros como valientes somos los que enviamos esas saetas hacia el blanco perfecto y  es lo que da autoridad para enfrentar sin temor al enemigo.


3.   BIENAVENTURANZA

En los evangelios es uno de los temas más leídos porque representan bendición, pero es necesario discernir y pedir a Dios entendimiento, sobre todo para que nos haga comprender que toda bendición es producto de OBEDIENCIA, que es la condicionante que acompaña las bienaventuranzas.

Es en el Libro de Salmos donde más veces se refiere el término “bienaventurado” y precisamente comienza con una bienaventuranza para el varón que no anduvo en consejo de malos...; pero esta vez veamos el Salmo 128 que nos muestra la condicionante especial para alcanzar bienaventuranza.




Versión Reina Valera 1865
Versión: Jerusalén 1976
Sal 128:1  Canción de las gradas. BIENAVENTURADO todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos.
Sal 128:2  Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado tú, y bien habrás.
Sal 128:3  Tú mujer será coma la parra, que lleva fruto a los lados de tu casa: tus hijos, como plantas de olivas, al rededor de tu mesa.
Sal 128:4  He aquí que así será bendito el varón que teme a Jehová.
Sal 128:5  Bendígate Jehová desde Sión; y veas el bien de Jerusalem todos los días de tu vida.
Sal 128:6  Y veas a los hijos de tus hijos, la paz sobre Israel.

 Sal 128:1  = Canción de las subidas. =
Sal 128:1  Dichosos todos los que temen a Yahveh, los que van por sus caminos.
Sal 128:2  Del trabajo de tus manos comerás, ¡dichoso tú, que todo te irá bien!
Sal 128:3  Tu esposa será como parra fecunda en el secreto de tu casa. Tus hijos, como brotes de olivo en torno a tu mesa.
Sal 128:4  Así será bendito el hombre que teme a Yahveh.
Sal 128:5  ¡Bendígate Yahveh desde Sión, que veas en ventura a Jerusalén todos los días de tu vida,
Sal 128:6  y veas a los hijos de tus hijos! ¡Paz a Israel!



El temor a Dios, el temor de Dios en nuestro corazón, es referido en el libro de Proverbios como la base de la sabiduría, por eso debemos comprender en qué consiste, porque de acuerdo a lo descrito en el Salmo 128 es sobre lo cual se fundamenta una de las bienaventuranzas más profundas descritas en la Biblia.

En nuestro caminar se nos ha enseñando que el temor es algo negativo cuando se refiere a cosas del mundo, pero el temor de Dios es algo distinto, por eso hablar de Dios es hacer referencia a cumplir con su Palabra, sus mandatos, seguir y hacer lo que dice.  No podemos identificarnos como cristianos si no cumplimos con lo que Jesús enseñó y no podemos decir que somos temerosos de Dios si vivimos en constante pecado.

Volvemos a ver, RESTAURADO - PROSPERADO- BIENAVENTURADO; parece este último término la culminación o el sello final de un proceso establecido en el plan de Dios para nosotros, sus hijos.  Veamos puntos especiales de la enseñanza:

·         Temer a Dios es andar por sus caminos, no apartarse de ellos ni a derecha ni a izquierda, “sus caminos”, Cristo dijo ser “el camino”, por allí es donde se debe transitar; el alimento a ingerir producto de nuestras manos es para bien, es parte del “esfuerzo” demandado por Dios, está referido mucho más allá de lo físico, está orientado a lo espiritual, sentir un bienestar con lo hecho para el Reino.

·         Amamos a Dios, amamos al prójimo, establecemos relaciones y Dios nos da más allá de lo esperado, una familia de acuerdo al plan perfecto, recibiendo también del fruto y sobre todo bendición desde lo alto para “ver” desde aquí lo porvenir en el Reino de Dios, la simiente generacional y recibir sobre todo la “Paz”, aquella que repetimos constantemente “que sobrepasa todo entendimiento”.

En nuestra propia naturaleza no alcanzamos a dimensionar lo contenido en una BIENAVENTURANZA decretada por Dios, por eso es necesario entrar en ese proceso de intimidad con Él, para que a través de su palabra encontremos el sentido preciso de lo que fue dejado para edificación de nuestra vida, de tal cuenta que podamos con firmeza llevar la semilla de la palabra a toda criatura.

Que podemos recibir del salmo 128: El temor a Dios es seguir su camino, ser diligente en su obra, es alcanzar madurez y que todo fruto a ser compartido sea para bendición que viene de lo alto, que viene de Dios.

Como han de saber, no nos gusta realizar conclusiones porque cada uno debe pedir a Dios esa revelación para comprender sus enseñanzas, solo cabría decir que Dios es el arquitecto de nuestra vida, de Él emana todo, nosotros solo debemos estar atentos a recibir la sana doctrina y la instrucción correcta.

Hechos 3, 20-21
·         “Y Él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la RESTAURACIÓN de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.”

Salmos 68, 6   
·         “Dios hace habitar en familia a los desamparados; Saca a los cautivos a PROSPERIDAD; Mas los rebeldes habitan en tierra seca.”


Lucas 13, 16-17
·         “Pero BIENAVENTURADOS vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.
Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.”

Amén.

Edición personal.

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