LOS QUE EXHORTAN
En otras oportunidades lo he mencionado, estamos en el camino de búsqueda de Dios para dar de lo que recibimos, es por eso que sin considerarme una persona con dotes espirituales superiores he aprendido de Él a estar atento a su instrucción y en la medida de mi fe “exhortar” (palabra o término que hoy comprenderemos más) a través de este medio.
El tema de exhortación descrito en esta oportunidad está orientado específicamente a la parte espiritual, al camino que debemos emprender con Cristo en nosotros, para llegar a Dios; el título está descrito en plural, porque día a día en nuestro caminar debemos saber, que de alguna manera encontraremos mucha gente que exhorta, aunque no siempre sea de forma abierta.
· EXHORTAR
Según la definición de algunos diccionarios: “Del latín Exhortari; Incitar a alguien con palabras, razones y ruegos a que haga o deje de hacer algo”.
Exhortar y Exhortación. En relación a los términos griegos como aparece la traducción en la Biblia:
1 parakaleo (παρακαλέω, G3870), primariamente, llamar a una persona (para, al lado; kaleo, llamar). Denota: (a) llamar, rogar; (b) amonestar, exhortar, apremiar a alguien para que siga un curso de conducta; siempre en anticipación, mirando al futuro. Se traduce «exhortaba». (Hechos 2, 40)
2 paraineo (παραινέω, G3867), primariamente, hablar acerca de cerca (para, cerca, y aineo, relatar, hablar de, y luego recomendar); de ahí, recomendar, exhortar, advertir. «Pablo les amonestaba»,«os exhorto» (Hechos 27, 9).
3 diamarturomai (διαμαρτύρομαι, G1263), forma intensificada de marturomai, (día, a través, intensivo). Se usa en voz media; primariamente significa testificar exhaustivamente, dar un solemne testimonio; de ahí, encarecer, exhortar solemnemente, «exhortándoles» (2 Timoteo 2, 14).
4 noutheteo (νουθετέω, G3560), poner en la mente, advertir. Se traduce «exhortándoos» (Colosenses 3, 16).
Con estas referencias, podemos ir a la Biblia y encontrar los dones o carismas descritos por Pablo, considerados como los deberes Cristianos:
Romanos 12, 6-9
“De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.”
Es necesario aclarar que en distintas versiones bíblicas (la citada acá es Reina Valera 1960) la palabra exhortar está sustituida de forma distinta (ejemplo de versiones: Nueva Versión Internacional, Dios Habla Hoy, Al Día, refieren en lugar de exhortar ANIMAR; la Peshita en Español usa el término; CONSOLADOR; Biblia Latinoamericana 1995 usa el término: PREDICADOR, para ANIMAR). Así hay distintos términos orientados a lo mismo.
Lo importante del pasaje es que menciona siete dones o carismas, necesarios para la edificación del cuerpo de Cristo (la Iglesia), sería indispensable conocer uno a uno y autoevaluarse para identificar los nuestros, ¡si los siete, gloria a Dios! Pero veamos el de exhortación a la luz de la Palabra de Dios.
· LA EXHORTACIÓN
Si partimos de la definición, se puede ver que la exhortación es una de las funciones esenciales descritas a través de la Biblia desde los patriarcas, sacerdotes, jueces, reyes, profetas, hasta los apóstoles, presbíteros, ministros, predicadores y toda persona que ha atendido el llamado de la gran comisión que instruyó nuestro Señor Jesucristo de “ir y predicar el Evangelio a toda criatura (Marcos 16, 15-16).
En el Antiguo Testamento podemos encontrar precisamente que los testigos de Dios, no se conformaron con exponer de forma fría los mandamientos, designios y estatutos, los ungidos de Dios, los sacerdotes, los profetas, los gobernantes que caminaron conforme a la voluntad de Jehová, todos precisamente a través de los discursos se dirigieron al corazón y al espíritu del pueblo, los oyentes, discursos encaminados a animarlos, estimularlos por parte de Dios, a escuchar, a conversión a Dios, atender el llamado de fidelidad a Jehová y su ley. Vemos algunos pasajes:
Moises exhorta a la obediencia (Deuteronomio capitulo 4; pero podemos leer hasta el cap. 11)
Isaías hace un llamado a la purificación; a dejar el mal y hacer el bien (Isaías 1, 16-17…).
Salomón exhorta a buscar sabiduría y doctrina; al temor de Dios (Proverbios capítulos 1 al 9).
El Nuevo Testamento continuó con exhortación de Juan El Bautista de atender las buenas nuevas, el propio Señor Jesús además de proclamar el mensaje del Reino a través de Él, llama a los hombres a entrar en Él, al arrepentimiento, a creer en el evangelio vivo, a guardar y seguir su palabra, Los discípulos y apóstoles exhortaban a las multitudes a recibir el mensaje y bautizarse.
Juan el Bautista con exhortaciones anunciaba las buenas nuevas (Lucas 3, 18).
Pedro, con palabra testificaba y exhortaba a salvación (Hechos 2, 40).
Entonces, somos llamados y somos parte del Cuerpo de Cristo, podemos activar nuestra fe y pedirle a Dios sabiduría para exhortar a los demás, dar en medida de lo que hemos recibido, siendo siempre diligentes en prepararnos leyendo, escudriñando y poniendo por obra la Palabra de Dios en nuestra vida.
Hebreos 3, 12-13
“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.”
· LOS QUE EXHORTAN
Sobre la base de exhortar y exhortación, es que llegamos al tema central del mensaje:
Entonces podríamos plantear la interrogante ¿Quiénes son los que exhortan?, tomando en consideración el enfoque real de la exhortación, basada en Palabra de Dios, no necesariamente vemos que sea función exclusiva y asignada a sacerdotes, ministros, pastores, maestros, líderes, o como sean denominados.
Desde que llegamos a Cristo, nacemos de nuevo, somos nuevas criaturas, somos uno con Él, estamos incluidos en el llamado de ir y predicar el evangelio…, limitaciones no las tenemos y si nos han sido impuestas, no vienen de Dios, porque precisamente Jesús vino a dar Libertad; es un camino complicado, quizá, pero si realmente estamos en Dios, no habrá poder maligno que se resista.
Estamos en error al pensar que es tarea exclusiva de los que han sido designados con un rol eclesiástico, los que pertenecen a una estructura organizacional definida, los que ostentan un título académico teológico, los líderes, los que van a la iglesia con regularidad, los que “sirven”, porque NO es correcto. Si Cristo vive en nosotros, debemos escuchar la voz de Dios, compartir nuestra vivencia, activar nuestros dones o carismas y ponerlos a disposición de Él.
1 Pedro 2, 9-10
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.”
Creemos el pasaje anterior, miremos nuestra posición, dimensionemos lo descrito y luego analicemos ¿qué nos pasa?
Ahora vamos a ver una perspectiva delicada de la exhortación. Con la referencia debemos tener claro el enfoque de exhortación, el Apóstol Pablo, en su primera Epístola a los Corintios nos da una enseñanza muy profunda y precisa:
1 Corintios 14 1-9
“Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.
Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.
Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.
Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.
Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina?
Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara?
Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?
Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire.”
El pasaje es por demás revelador, la parte remarcada con negrilla está referida al Ministerio profético y expresa palabra para edificación, exhortación y consolación, habla de iglesia, habla de palabra entendible y comprensible. Pongamos atención a los tres términos: edificación, exhortación y consolación, de nuevo nos referiremos solo a exhortación aunque aplica a los tres.
Las condiciones actuales de convivencia global nos marcan una serie de convulsiones sociales y de todo tipo, que han hecho hablar con mayor ímpetu de Dios, probablemente te toque escuchar prédicas, sermones, charlas, talleres, etc., que aborden estos temas, precisamente ahora, ya lo verás, porque la gente busca de alguna manera protección, filiación por seguridad, tranquilidad, incluso relación social; de tal cuenta que son momentos propicio de hacer llamados e invitaciones personales a formar parte de congregaciones que se autodenominan Iglesias de Dios o de Cristo. Esto no está para nada mal, pero ocurre en muchos casos que se les habla solamente de palabra que endulza el oído con promesas de prosperidad con enfoque a lo económico, de seguridad, hasta de amor, muchas sonrisas, saludos efusivos, pero se hace precisamente aprovechando la ocasión, movidos por sentimentalismos almaticos y no de espíritu.
En cuanto al tema, crees que es una forma genuina de exhortación; expresaré algo que quizá pueda parecerte aventurado, pero tengo que decirlo: hoy en día el mover de mucha gente “en el nombre de Dios”, no es de exhortación. Toca a cada quien pedir a Dios discernimiento y sabiduría para entender estos movimientos, porque van en busca de adeptos para un “dios irreal” se dedican a motivar, engañar, manipular, trastocar emociones, crear grupos más que cristianos sociales, de negocios y a enseñar la palabra de Dios de “manera acomodada” a su interés. Es triste pero debe ser reconocido.
La exhortación es algo más, es y debe ser permanente, no importa lo que se viva, los momentos o tiempos específicos, podemos recordar eventos históricos y catastróficos que nos ha tocado vivir en nuestro país y ver que en esos momentos mucha gente se volvió “a Dios”, pero al paso del tiempo no se evidenciaron cambios profundos, ni en ellos, ni en la sociedad (no existió un cambio espíritual mucho menos genuino).
De tal cuenta que nos encontraremos con las dos caras de la moneda, porque, ¡Gloria a Dios! por los que realmente encontramos exhortación en el nombre de Dios, en “unidad y armonía” y "en todo tiempo"; pero déjenme decirles algo, a Dios lo encontramos no en un lugar físico, congregacional o geográfico, sino en nuestro corazón, cuando aceptamos que Cristo es nuestro Señor y Salvador, nos arrepentimos de un pasado de pecado, lo creemos en verdad, entonces allí nos acompaña a todo lugar físico, congregacional y geográfico, entonces somos llamados a la verdadera exhortación, no por nuestro esfuerzo sino por obra y gracia del Espíritu Santo que viene de Dios.
Tenemos la responsabilidad a la luz de la palabra de Dios, de realizar algunas acciones específicas.
- Discernir si estamos siendo exhortados de forma genuina; y
- Cómo estamos exhortando nosotros a los demás.
Así que la exhortación inicial es a dejar que Dios opere en nuestra vida, despojarnos de todo en Él y sobre todo que nos abra los sentidos espirituales para ir en pos de la verdadera edificación y consolación en Cristo, como somos enseñados en la Palabra de Dios.
Hechos 11, 23
“Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor.”
2 Corintios 6, 1
“Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.”
2 Corintios 9, 5
Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra.”
Hebreos10, 25.
“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Diccionario Biblico: Diccionario Explosivo VINE NT.
Biblia: Versión Reina Valera 1960.
Edición Personal.
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